La ruptura de pareja es un motivo frecuente por el que los pacientes acuden a terapia debido a la debacle emocional que esta problemática supone en ocasiones sobre la salud psicosocial de la persona que la sufre.
En nuestro centro, como especialistas en este ámbito creemos necesario atender a la gravedad que los síntomas de una ruptura comportan en los pacientes.
En primer lugar, hay que destacar que no todas las rupturas son iguales. En ocasiones, la persona ha sufrido mucho durante la relación, el amor ha terminado previamente y la ruptura era una muerte anunciada. En estos casos donde la ruptura era deseada y ya no existía amor, la ruptura se llama "anhelante", y existe un denominado "pre-duelo", que es el duelo propio de la ruptura, que se ha sufrido antes de que esta se produzca. Consecuentemente, si ya se ha transitado el duelo previamente, cuando la ruptura se produzca, la persona no va a sufrir tanto, incluso pudiéndose sentir aliviada.
Ahora bien, lo que nos interesa en este artículo es entender cuándo las rupturas se convierten en algo traumático. Hay tres cosas, que sí o sí deben estar ahí para que una ruptura sea traumática. La llamada tríada sine qua non, que es devastadora, se da en el casi 100% de los pacientes que acuden.
- En primer lugar, la impredecibilidad de la ruptura. El hecho de que una ruptura no se vea venir, que la persona tenga la creencia de que la relación va perfectamente, y de repente se produzca el abandono, trae consigo un shock terrible para la persona. "De un día para otro, la persona de mi vida ya no me quiere, y no me lo esperaba", dice el paciente.
- En segundo lugar, los proyectos de vida que la persona tenga con la pareja. Si la pareja tiene un proyecto común (casa, hijos, mudarse a otro país), y ese proyecto no era posible en solitario, esa ruptura crea un cisma enorme en la vida de la persona. De repente tiene que reestructurar su vida y comenzar de cero.
- En tercer lugar, la intensidad amatoria hacia el objeto del amor. Es indiferente cuanto tiempo lleves en una relación, no es directamente proporcional. Si tú estás con alguien y esa persona te ha suscitado un sentimiento intenso, cuando la ruptura se produzca y te abandone, vas a sufrir muchísimo.
A parte de todo esto, puede haber diversos motivos extra como una infidelidad, que agraven la situación y el dolor de la ruptura.
Hablando de síntomas, existe un consenso en que una ruptura conlleva potentes reacciones emocionales, cognitivas, conductuales y fisiológicas que se desencadenan con una intensidad desgarradora cuando estas condiciones previas suceden.
En cualquier caso, el duelo puede ser una experiencia de aprendizaje de lo más productiva y enriquecedora (pues nos expone al sufrimiento descarnado y eso nos hace comprender de forma profunda que la vida es endeble y efímera, por lo que nos incita a subsanar carencias, aceptar mi naturaleza, desarrollar potencialidades, movilizarnos en diferentes esferas vitales y adentrarnos en relaciones de pareja más enriquecedoras al captar qué deseamos del otro y qué debemos modificar en uno mismo). Con todo esto, crecemos y florecemos a nivel personal de una manera que nunca he visto con otras problemáticas.
Por el contrario, una ruptura que no se elabora ni se procesa de manera adecuada, con buen acompañamiento terapéutico, pude traer consigo en el futuro grandes problemas a la hora de vincularse nuevamente.