El otro día cometí un error a nivel afectivo, hice algo de una manera que no debe hacerse ni va en la línea que predico. Era algo tonto, sin importancia, un simple error de comunicación emocional y externa, pero automáticamente me dije "esto lo sabías, lo podías preveer, no tenía que haber pasado". Y he ahí el problema.
Estamos en la era de la informacion, y todos los días recibimos información nueva sobre el amor, ya sea de diferentes vídeos compartidos, experiencias de la gente, libros o podcast. Todos sabemos ya lo que es el ghosting, el love bombing, el apego, el refuerzo intermitente... Por este motivo es más necesario que nunca que tengamos cuidado y bajemos a tierra como humanos que somos, porque esto pone el listón muy alto para encontrar el amor o librarse de la culpa y el juicio ante el mínimo errror nuestro o del prójimo.
Cuando se trata del amor o hay sentimientos en juego, tenemos que tener en cuenta que no siempre nuestra parte del cerebro que es racional y piensa con claridad va a ser la que tenga el control. Hay que entender que no siempre podemos actuar bien, y que aunque sepamos las cosas e incluso queramos hacerlas de una manera, puede que acabemos superados por una emoción y haciéndolas de otra.
Tenemos que relajarnos, no somos robots. Somos personas con heridas, con cicatrices, con historia. Vamos a cometer mil errores más, y vamos a hacerles a los demás en alguna ocasión todo aquello de lo que nos quejábamos, porque está en nuestra naturaleza. La clave tiene que estar en aprender de los errores, aprender a pedir perdón y compensarlo cuando ocurra, pero aceptando que a veces ocurrirá.
No podemos dejar que la autoexigencia y el control excesivo nos dominen. Somos personas repitiendo conceptos que tres videos de instagram nos repiten de formas diversas, sin tener mucha idea de lo que decimos, pero exigiéndonos cumplir unos estándares perfectos sobre una materia que ni de lejos entendemos. Idealizamos a otras personas, otras parejas, creyendo que ellos lo hacen mejor y sintiendo que nosotros solo fracasamos. Pero el verdadero fracaso es intentar mecanizar las relaciones como si fuesen un diseño perfecto y sin fugas. Las relaciones afectivas tienen y siempre tendran fugas, los amigos nos fallarán y nuestra pareja se equivocará porque no sabrá gestionar una situación como a ambos nos hubiera gustado. Relájate, permítete tener un mal día. Aprende de ello y sigue adelante.
En definitiva, somos niños jugando al juego del amor, en el que las reglas no paran de complicarse cada día y el paso del tiempo nos hace sentir más el peso de nuestros errores. Porque llevamos más tiempo en esto, tenemos más conocimiento y se supone que deberíamos saber hacerlo mejor. Sin embargo, hay materias que nunca se van a poder dominar y ese justo es el mayor de sus atractivos. El amor es una de esas materias, donde nos equivocaremos cada día y veremos a otros hacerlo. Si lo pensais es una bonita condena, que nos bajará a tierra para recordarnos que somos simples y sencillos seres humanos con mucho camino por recorrer y más aún por aprender. El día que el limonero de mi jardín deje de echar nuevas hojas en primavera, el día que deje de crecer y cambiar, sabré que ha muerto.
Por todo esto, hoy me toca decirme a mí mismo que lo siento mucho y seguir adelante. Lo siento mucho por no haberme permitido ser ignorante, vulnerable y frágil cuando me tocaba. Por machacarme ante cosas que obviamente si hubiera sabido hacer mejor las habría hecho mejor.
No sabéis la tranquilidad que da aceptar que en el amor (familiar, amistoso o romántico) a veces no tienes ni idea de lo que estás haciendo, pero dejarte llevar por esa incertidumbre con comprensión y cálida compañia interna. Solo espero poder guiar a mis pacientes y tratar a mis futuras parejas con la misma calma y comprensión ausente de juicio que tengo ahora mismo conmigo, porque nadie se merece una exigencia mayor.
A mi yo del futuro le pregunto ¿A qué lugar tan maravilloso nos han llevado los 150 errores que estoy a punto de cometer?
Gracias.
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